
Hemos ido haciendo un repaso por las prendas más útiles del vestuario masculino y nos hemos saltado, nostra culpa, una de las más básicas. Sobre todo para los hombres jóvenes. Hablamos, sí señor, de la sudadera.
Cómo nació la sudadera, dónde y por qué nos importa poco. Lo verdaderamente relevante de este asunto es aprender cuándo, dónde, cómo y por qué debemos usarla. Y sobre todo, de qué tipo.
El problema y la gran ventaja de la sudadera son la misma cosa, y es que hay tantos modelos, materiales y diseños como hombres en el mundo. De hecho, creo que hay más sudaderas que hombres. Sin embargo, no todas las sudaderas pueden ponerse para todas las ocasiones. Y creedme, este post es algo que más de uno debería tatuarse a fuego en la cara.
Antes que nada, lo fundamental. Las sudaderas deportivas son para hacer deporte. Y punto. Como el chandal. Haces deporte, sudas – de ahí sudadera -, te la quitas, te duchas, y te pones ropa normal.
Lo de la ducha es importante también, creedme. Ducha y desodorante.
Ahora dirá alguno, «pero eh, ¿hay sudaderas deportivas y sudaderas no deportivas?». Sí, las hay, hay sudaderas que han sido diseñadas para las calles y no para el gimnasio.
No hay nada peor que ver, sobre todo en las facultades españolas, chicos que van a clase con sudaderas chungas del rastro. Tengo en mente una horrorosa que lleva un compañero mío, que además es de un color diarrea profunda y que me tiene traumatizada. Eso chicos, NO se lleva a clase. Se lleva al gimnasio o a correr al parque si no tenemos dinero para algo mejor.
Incluso las sudaderas para salir tendrán ciertas restricciones. Esas sí se pueden llevar a clase, pero no será muy adecuado llevarlas a la oficina. Aunque siempre dependerá del ambiente laboral de cada uno – si trabajas en una obra, no vas a ir de Armani – por lo general siempre será mejor una chaqueta que una sudadera.
Para salir con los amigos, depende de dónde vayamos. Al cine, a tomar unas cañas y unas tapitas, bien. Al teatro – sí, hay gente que va -, a tomar unas copas y a cenar, mal.
En general, podemos asociar la sudadera con entornos informales, aunque haya grados, y la chaqueta con un poquito más de formalidad. Porque que no vayamos al Plaza a cenar todos los días no significa que tengamos que renunciar a un poquito de estilo.
Imágenes | Springfield, Nike, Pull and Bear