El jabón de glicerina, tu nuevo mejor amigo

El jabón de glicerina, tu nuevo mejor amigo
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Sucede a veces, ya lo hemos visto, que un exceso de limpieza en la piel resulta contraproducente. El proceso (yo también he sido víctima) sucede más o menos así:

tienes la piel grasa -> te salen mil granitos (y no tan -itos) y espinillas -> preguntas y consultas -> te recomiendan de todo -> usas de todo -> nada te termina de curar -> te desesperas

Y es que ya no sabes qué hacer. Has ido al dermatólogo incluso, pero los remedios son sólo temporales. Si lo son, porque a veces ni flores. ¿Qué demonios le pasa a tu piel? ¿Tan rara es que no hay nada en el mundo que sirva para cuidarla en condiciones? No, no lo es. El problema viene de una mala identificación del tipo de piel.

No vamos a entretenernos mucho aquí porque Cristina, que es una crack, ya lo explicó detenidamente. Si no lo leísteis en su día, echadle un vistazo antes de continuar.

Resulta que llevas toda la vida pensando que tienes la piel grasa por la cantidad de amigos – y por amigos me refiero a granitos, porque a algunos tenían nombre propio – que te han ido saliendo durante los últimos diez años. Y vienes aquí a descubrir que tu piel era mixta. Vaya por dios. Esto puede parecer una tontería, pero es crucial para poder elegir bien qué programa vas a seguir.

La piel mixta es aquella que es grasilla en la llamada zona T (nariz y frente, aunque también puede cubrir la barbilla), pero que en el resto de la cara es normal y corriente. Muchos, muchísimos de los que tienen piel mixta han crecido creyendo que la tenían grasa, y así la han tratado, con productos geniales para la piel grasa pero demasiado agresivos para la piel mixta. ¿No os ha pasado alguna vez que de usar el gel limpiador a diario, por muy suave y básico que fuera, se os ha resecado la piel? Y sin embargo seguía estando sucia, seguían apareciendo amigos, y las espinillas nos saludaban con la patita.

Cuando con un gel facial suave la piel no mejora, lo normal es recurrir a uno más fuerte. Sin embargo, cuanto más fuerte el gel, peor los resultados, sobre todo si además de la piel mixta la tenéis fina y sensible. Los hay que la tienen de papel de lija y no tendrán que preocuparse por esto, pero también los habrá a los que el más mínimo toque les hace una herida que parece que han ido a la guerra. Para estos últimos, Dios creó el jabón de glicerina.

Existe un truco muy sencillo, y barato, para mejorar el aspecto del tipo de piel que he descrito a lo largo de esta entrada. Cada noche, antes de acostarnos, nos lavaremos la cara con un jabón de glicerina cien por cien natural. Al comprarlo nos aseguraremos de que no contiene ningún tipo de detergente - si es de glicerina, no debería, pero bueno, nunca se sabe – porque los detergentes te acaban destrozando la piel. Después de usar nuestro jabón (jabón y agua clara del grifo), utilizaremos una crema hidratante sin aceite (oil-free puede que ponga en el envase) y a dormir. Ojo, las hidratantes con cuidado, no hay que echarse medio bote. Por la mañana, dependiendo de lo que admita nuestra piel, repetiremos con el jabón de glicerina o directamente con agua.

Sin embargo, aunque sea sencillo requiere constancia, algo fundamental si queremos ver de verdad efectos sobre nuestra piel. Constancia y evitar tocarnos la cara serán las claves de nuestra victoria.

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