Grasa marrón: la grasa que puede ayudarte a perder peso desde adentro de tu cuerpo

Grasa marrón: la grasa que puede ayudarte a perder peso desde adentro de tu cuerpo

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Grasa marrón: la grasa que puede ayudarte a perder peso desde adentro de tu cuerpo

En nuestro cuerpo podemos almacenar grasas de diferentes formas, en la región abdominal, debajo de la piel o subcutánea, o bien en órganos cuando el exceso de grasa es mucha. Pero dentro de este tejido adiposo encontramos dos tipos de grasas: grasa blanca que es la mayoritaria y grasa marrón que es la grasa que puede ayudarte a perder peso desde adentro de tu cuerpo.

Grasa marrón, beige o parda

Bajo estos nombres se conoce a un tipo de grasa que nace con nosotros y con los años, se va perdiendo en proporción. Este tipo de grasa a diferencia de la grasa blanca, tiene un mayor número de mitocondrías en cada célula, lo que la convierte en una excelente productora de energía.

La grasa parda, marrón o beige como suele denominarse en la edad adulta, tiene la capacidad de producir calor y quemar más calorías que la grasa blanca, así es metabólicamente más activa y por ello, fácilmente puede oxidarse.

Aunque en la edad adulta tenemos mucha menos grasa parda que cuando nacemos, los adipositos típicos de grasa blanca pueden convertirse en grasa marrón debido en parte a la acción de una hormona denominada irisina, como señala un estudio publicado en la revista científica Cell.

Por todas estas razones la grasa marrón que permite quemar grasas y un extra de calorías en reposo se considera un ayuda valiosa para prevenir la hipotermia y la obesidad.

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Cómo incrementar los niveles de grasa marrón

Como hemos dicho, la grasa parda se pierde a medida que crecemos y cuando llegamos a la edad adulta, si bien tenemos mínimos niveles de grasa marrón, podemos producir más grasa beige a partir de grasa blanca.

Para lograrlo y perder peso con ayuda de esta grasa marrón que paradójicamente es una grasa quemagrasa, podemos poner en práctica los siguientes consejos:

  • Realizar ejercicio con regularidad, ya que su práctica induce la liberación de irisina, la hormona que favorece la formación de grasa marrón a partir de grasa blanca. Así, el ejercicio no sólo nos hace quemar más calorías por el movimiento en sí o porque incrementa los niveles de músculo sino también porque estimula la formación de grasa marrón que nos ayuda a quemar un extra de calorías cada día como señala una investigación publicada en 2012.
  • No abrigarse en exceso y exponerse al frío porque debido a que la grasa marrón es termogénica, la exposición a temperaturas levemente inferiores favorece su producción como han demostrado científicos de Boston. Así, podemos entrenar al aire libre en invierno y no calefaccionar en exceso nuestra casa con el objetivo de tener más grasa marrón y quemar más calorías sin darnos cuenta.


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  • Consumir condimentos y especias picantes, no en exceso pero sí como parte de la dieta habitual, ya que estos ingredientes son fuente de capsinoides que como se ha demostrado en 2013, estimulan la actividad de la grasa marrón y por lo tanto, pueden estimular el gasto calórico para ayudarnos a perder peso y quemar grasas.
  • Exigirnos y someternos a un leve estrés, pues como concluye un estudio publicado en Experimental Physiology un estrés agudo y leve a nivel psicológico puede favorecer la producción de grasa marrón, al igual que el estrés físico agudo como puede ser una rutina HIIT. Por supuesto, el estrés crónico lejos de ayudarnos a perder peso estimulando la grasa marrón puede conducirnos al aumento de peso, por lo tanto, es importarnos limitar su presencia.

Con estos consejos podrás aumentar la grasa marrón en tu organismo y perder peso con su ayuda desde el interior del cuerpo, pues como dijimos, sin hacer nada la sola presencia y actividad de una mayor proporción de grasa marrón puede producir un gasto energético superior y ello, ayudarnos a mantener el peso o reducir kilos en el tiempo.

Bibliografía consultada | Cell, Volume 150, Issue 2, p366–376, 20 July 2012; Nature. 2012 Jan 26; 481(7382): 463–468; PNAS, vol. 109 no. 25, 10001–10005, doi: 10.1073/pnas.1207911109; Current Opinion in Lipidology, February 2013 - Volume 24 - Issue 1 - p 71–77; Experimental Physiology, Volume 101, Issue 4, 1 April 2016, Pages 549–557.
Imagen | iStock

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