
Si me descuido escribiendo la segunda parte de los 50 años de coches Bond, hubiera tenido que añadirle un año más al título. Solo espero que os acordéis de la primera entrega, en la que repasamos los coches que condujo James Bond en sus diez primeras películas. Hoy vamos a hacer un repaso a las siete siguientes, y dejaremos los últimos siete, con los coches más modernos, para el final.
Moonraker (1979)
Antes de entrar en la extraña década de los 80, que para muchos fue un agujero negro en cuanto a diseño de coches se refiere, el Agente 007, encarnado por Roger Moore, protagoniza la película más espacial de la saga, viéndose obligado a investigar el robo de un transbordador espacial que amenaza al mundo --como no--. Bond no conduce ningún vehículo reseñable, pero sí que sube en una belleza automovilística como este precioso Hispano-Suiza J12 descapotable.
Solo para tus ojos (1981)
Dado el éxito que tuvo el Lotus Spirit S1 en La Espía que me Amó (1977), se decidió utilizar la versión turbo de dicho modelo para esta película. La verdad es que los ojos lo agradecen, y Bond también, gracias a los 210 caballos de potencia que albergaba en su interior.
Muchos menos caballos disponía el modesto Citroën 2CV --el mítico dos caballos, que en realidad tenía alguno más de dos-- que el agente secreto debe usar para dar caza a los malos en una de las persecuciones. Con razón se quejaba de su falta de potencia --los malos conducían un Peugeot 504-- aunque claro, habiéndoselo "cogido prestado" a una pobre chica que pasaba por allí, qué podía esperar.
Octopussy (1983)
Roger Moore sigue interpretando a James Bond, quien se ve involucrado en una oscura trama rusa tras morir un agente amigo suyo. El coche que conduce en esta película es un claro ejemplo de diseño ochentero italiano: el llamativo y estridente Alfa Romeo GTV6, que de nuevo toma prestado a una mujer despistada. Menos mal que no optó por la furgoneta 4L del fondo, imagino que porque aprendió de su experiencia con el 2CV.
Nunca digas nunca jamás (1983)
Esta es una película no autorizada de la serie, interpretada por Sean Connery, en la que se alternan coches clásicos y preciosos, como un Bentley descapotable de 1937, con otros un tanto menos estéticos, aunque mucho más populares, como lo fue el Chevrolet Camaro al otro lado del charco, o el R5 Turbo que conduce la chica mala de la película.
Sin duda, dos coches completamente opuestos. Con uno te gustaría llegar a una recepción o a una fiesta elegante, y el otro es pura garra ochentera, pequeño y agresivo, del que no esperas que se baje nadie sin una chupa de cuero con tachuelas.
Panorama para matar (1985)
Realmente, tuvo que ser desolador para Roger Moore echar la vista atrás y ver los magníficos coches que habían conducido sus predecesores, mientras a él le tocaba perseguir al malo, que va en paracaídas, recorriéndose todo París con un triste Renault 11, que además acaba echo unos zorros, pues primero pierde la parte superior al pasar bajo una barrera, y luego se queda solo con el eje delantero.
Alta tensión (1987)
Cuando el pobre Roger Moore se cansó de conducir tartanas, le sucedió en el puesto Timothy Dalton, que aunque no duró demasiado, tuvo la oportunidad de conducir un Aston Martin V8 Vantage Volante --una versión descapotable con el motor del Vantage--, a la que a mitad película se le añade un techo rígido para "prepararlo para el invierno", según palabras de los técnicos del MI7, y que en realidad solo era una excusa de producción para poder usar el V8 normal en las escenas de acción --se usaron varios--, ya que el descapotable era propiedad de Victor Gauntlett, el director de Aston Martin en aquellos años, y era toda una rareza automovilística (como para hacerle un rascón).
Licencia para matar (1989)
Despedimos al fin la década de los ochenta, esta vez sin un coche destacable que condujera James Bond durante la película. Eso sí, hay una espectacular persecución en la que intervienen dos camiones cisterna Kenworth y un infame Maserati Biturbo 425i, dando lugar a todo tipo de piruetas imposibles y grandes explosiones, ingredientes básicos de toda buena persecución.
Así, con los poco elegantes camiones cisterna, acabamos la segunda parte de estos 50 años de coches Bond, con la promesa de que la semana que viene revisaremos las últimas siete películas de la saga, incluídos los coches que aparecerán en la aún inédita SkyFall, que se estrenará en Londres el próximo 23 de Octubre.
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