
Se habla mucho de la chicas Bond, pero además del Agente 007 y las bellezas que le acompañan, hay otro protagonista que rara vez falla en las películas de James Bond: los coches, la mayoría de ellos tan elegantes como el hombre que los conduce.
Hemos disfrutado 50 años de coches Bond en un total de 22 películas, más una no reconocida (Nunca Digas Nunca Jamás, Sean Connery 1983) y otra en ciernes (Skyfall, con Daniel Craig), así que creo que es un buen momento para hacer un repaso a los coches más elegantes y con estilo que ha conducido el famoso agente.
Dr. No (1962)
En la primera película de la saga, un jovencísimo Sean Connery conduce un Sunbeam Alpine, un pequeño descapotable gris marengo. No es precisamente el coche más potente que Jamos Bond conducirá, ya que sus cuatro cilindros y 1.6 cc solo le daban 90 cv de potencia, pero sí es, sin duda uno de los más coquetos de todos, como si en vez de salvar al mundo, tuviera planeado un picnic en la campiña inglesa.
Desde Rusia con Amor (1963)
En esta ocasión, Sean Connery deja de lado los cochecitos de juguete y se hace con un magnífico Bentley de 4.5 litros, con el que lleva junto a un río a Sylvia Trench (Eunice Gayson), cuya conversación interrumpe una de las incorporaciones tecnológicas del coche: un teléfono "móvil", en 1963. De regalo, podemos ver a Sean Connery ligero de ropa mientras atiende la llamada, con una "bañador" de los que parecen no pasar nunca de moda.
Goldfinger(1964) y Operación trueno (1965)
Aquí, en ambas películas, James Bond emplea el que para mí es el más bello coche empleado en todas las sagas, el precioso Aston Martin DB5, con 6 cilindros en línea, 4 litros de cilindrada y 280 caballos de potencia.
Pero más allá de las cuestión automovilísticas, el DB5 es sin duda el paradigma de la elegancia, con sus lineas marcadamente deportivas, pero sin renunciar a la suavidad, la harmonía y... en fin, la elegancia. No en vano es Aston Martin la marca de coches más empleada por el agente secreto, con gran presencia en las últimas entregas.
Sólo se vive una vez (1967)
En esta ocasión, James Bond no llega a conducir coche alguno, pero sería un delito dejar de mencionar al estupendo Toyota 2000GT que conduce Aki, la japonesa con la que Bond colabora para salvar al mundo una vez más.
De este modelo solo llegaron a venderse 337 unidades. De hecho, la versión que se conduce en la película no llegó a comercializarse jamás, ya que la versión que se fabricaba era un coupé, pero Sean Connery pidió que fuera un descapotable, para poder entrar y salir con facilidad, y Toyota se lo fabricó a medida usando como base el 2000 GT.
Al servicio secreto de su Majestad (1969)
Dejamos momentáneamente a Sean Connery a un lado y echamos un vistazo al coche que conducía el efímero George Lazenby encarnando a James Bond. En este caso, se trata de un magnífico Aston Martin DBS, con un marcado aire sesentero, más agresivo en cuanto a diseño que su predecesor en la saga, el DB5, aunque con un motor muy similar.
No tuvo mucho protagonismo en la película, ni siquiera se condujo en escenas de acción, y su mayor personalización, un rifle telescópico desmontado en la guantera, solo lo usó el agente secreto para ver a Tracy (Diana Rigg) en la playa.
Tampoco debemos olvidar de esta película el seductor 1969 Mercury Cougar XR-7 color rojo --siento pasión por los muscle cars-- que conduce Tracy, y con el que ayuda a escapar a Bond en más de una ocasión.
Diamantes para la eternidad (1971)
De nuevo interpretado por Sean Connery, y de nuevo vuelve a carecer de coche "oficial". Sin embargo, sí llega a conducir un Ford Mustang de 1971, con el que huye de la policía por las calles de Las Vegas. Se trata del coche de la chica Bond de turno, Tiffany Case (Jill St. John).
No es precisamente el Mustang más bello jamás fabricado (creo que me quedo con el de 1964) pero sin duda mucho mejor que los que vinieron a partir de 1974. Como anécdota, en una huída, el coche entra en un callejón estrecho sobre las dos ruedas derechas, y sale apoyado en las dos izquierdas, un error de raccord producido al usar las imágenes de dos tomas diferentes.
Vive y deja morir (1973)
En el estreno de Roger Moore como James Bond, no conduce ningún coche digno de mención, aunque sí conviene destacar que logra huir de la policía de San Monique en el clásico autobús de dos plantas londinense.
El hombre de la pistola de oro (1974)
Bien entrados los 70, el coche escogido para la escena más importante de la película, en la que James Bond persigue Francisco Scaramanga (el malo), no es otro con un AMC Hornet, con el que el agente 007 hace una pirueta increíble en el aire, girando 360º mientras salta un río con el coche. El coche que persiguen es un AMC Matador Coupé, no tan elegante ni deportivo.
La espía que me amó (1977)
Sin duda, el Lotus Espirit Type 79 es uno de los más sorprendentes de todas las películas de James Bond, ya que que incorpora todo tipo de dispositivos y armamentos, hasta se puede convertir en un submarino, como así ocurre en una de las escenas.
Se nota que estamos a finales de los 70, y las líneas rectas se apoderan del diseño de los coches. A pesar de ello, se trata de una autentica joya del automovilismo y uno de los iconos de la filmografía del agente secreto.
Y nada mejor que esta belleza de coche para acabar con esta primera parte de los 50 años de coches Bond, porque en la siguiente película, Moonraker (1979), la número once, el agente 007 no conduce ningún coche digno de destacar.
En la siguiente entrega nos adentraremos en los oscuros años 80 (automovilísticamente hablando), para renacer con los coches que James Bond conduce a finales de los noventa y la entrada del nuevo siglo. Os dejo con un video que celebra el 50 aniversario de la saga, y que hace especial hincapié en los vehículos que conduce nuestro querido agente secreto.
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