
Al momento de optar por una actividad efectiva para ponernos en forma, siempre hay un eterno dilema que se plantea entre correr o caminar. Por eso, hoy te ayudamos con algunos datos útiles para que puedas optar por la alternativa más apropiada.
Las condiciones previas
Antes de detallar las diferencias entre correr y caminar, es importante tener en cuenta las condiciones previas y el estado físico de cada persona, pues no será igual correr para una persona físicamente activa que para una totalmente sedentaria.
Entonces, es fundamental detenernos en este punto y evaluar, no sólo el nivel de actividad física previo a comenzar a correr o caminar, sino también, si se padece de lesiones, de enfermedades, de exceso de peso u otra condición que influya en la decisión a tomar.
Asimismo, es importante tener en cuenta el objetivo que nos planteamos, es decir, qué pretendemos lograr con la actividad física, pues quizá si buscas comenzar a ponerte en forma caminar pueda ser más efectivo que correr, mientras que si quieres quemar calorías puede ser más eficiente la carrera que la caminata.
Así, una vez analizadas las condiciones previas, debemos tener en cuenta las diferencias entre correr y caminar, para poder decidirnos por la alternativa más apropiada.
¿Correr o caminar?
Correr y caminar son las actividades más fáciles de comenzar, pues sólo se necesita motivación y un par de zapatillas para ponernos en marcha. Sin embargo, claro está que si bien son actividades que podemos realizar en cualquier lugar y horario sin necesidad de equipamiento costoso, entre correr y caminar hay muchas diferencias.
Por empezar, la intensidad de las actividades es muy diferente, ya que caminar tiene una intensidad baja mientras que corriendo podemos alcanzar una elevada intensidad. Esto se traduce en diferencias al momento de contar las calorías quemadas, pues claramente correr quema más calorías que caminar.
Sin embargo, si hablamos de quemar grasas y no simplemente calorías, es importante saber que correr a alta intensidad puede no significar una gran utilización de grasas como fuente de energía, pues a mayor frecuencia cardíaca y porcentaje de la frecuencia cardíaca máxima, menor utilización de grasas como combustible y mayor uso de glucógeno.
Excepto que se acaben las reservas de glucógeno, correr a alta velocidad puede significar mayor gasto calórico pero menor utilización de grasas.
Asimismo, correr tiene un alto impacto comparado con caminar, y a medida que se incrementa la velocidad tanto andando como corriendo, mayor es el impacto para las articulaciones, por ello, si tienes exceso de peso y quieres prevenir lesiones, no es aconsejable correr.
Éste mayor impacto al momento de correr es lo que determina que necesitemos vestimenta y sobre todo, zapatillas, más específicas para esta actividad que para caminar y por otro lado, se requiere de cierto estado físico previo para poder sacar provecho de forma segura a la carrera, mientras que todos podemos caminar, aunque sea a paso lento.
Decídete por la alternativa más apropiada
Si quieres optar por la alternativa más apropiada, teniendo en cuenta la condiciones físicas previas así como las diferencias entre correr y caminar, te recomendamos:
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Si tienes exceso de peso, comienza caminando con zapatillas adecuadas y a medida que pierdas peso y ganes resistencia, incrementa la velocidad.
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Si estás recuperándote de una lesión, lo mejor es no correr por el alto impacto que esta actividad genera sobre las articulaciones, por lo tanto, comienza caminando.
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Si eres sedentario, comienza caminando y avanza progresivamente hacia la carrera.
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Si tienes estado físico previo pero no una buena condición resistente a la carrera, puedes comenzar a correr por períodos cortos y a baja velocidad, alternando carrera con caminata a paso ligero.
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Si quieres quemar grasas, busca un pulsómetro y asegúrate de no superar el 70% de tu frecuencia cardíaca máxima con la actividad, como ya te hemos explicado. Si te pasas corriendo, mejor camina a paso ligero.
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Si buscas quemar muchas calorías sin buscar quemar grasas, correr puede ser una buena alternativa, siempre y cuando tengas una preparación previa.
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Si hace tiempo que entrenas y tienes un nivel avanzado con un buen estado físico previo, puedes adentrarte sin problemas en el mundo de la carrera.
Ambas actividades te ayudarán a estar en forma y por supuesto, relajarán tu cabeza ayudándote a alejarte del estrés. Sólo debes tener en cuenta que no siempre correr es la mejor alternativa, sino que dependiendo de las condiciones previas, de tus objetivos y de las características de cada actividad, puede ser más conveniente caminar que practicar carrera de alta intensidad.
Ya sabes, analiza todos los factores antes dichos y podrás resolver el clásico dilema entre correr o caminar, optando por la alternativa más apropiada.
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