
Nuestra nueva película reúne las dos dimensiones principales de esta sección de Moda y Cine: la de ser un trabajo cinematográfico original en su tratamiento del estilo masculino y el de contener nombres fuertemente vinculados desde sus inicios a la elegancia y la personalidad. Viaje a Darjeeling se estrenó en 2007 bajo la dirección del muy genial Wes Anderson y está protagonizada por un trío de ases: Adrien Brody, Jason Schwartzman y Owen Wilson. Indie, esnob y mimadísima en estética, fotografía y música, resulta obligada para espectadores con tendencia a la ensoñación con un punto frívolo.
Wes Anderson merece una acogida especial en esta sección de moda y cine y a sus cintas volveremos en más de una ocasión, resulta inevitable. Hombre tranquilo, culto, elegante pero lleno de divertido hedonismo adolescente, sus trabajos contienen un universo de outsiders intelectualizados de clase alta, seres melancólicos que visten Ralph Lauren y dedican sus habilidades y tiempo a proyectos extravagantes.
En Viaje a Darjeeling, Anderson narra el trayecto físico y emocional de tres hermanos a través de la India en busca de su madre (reconvertida a monja misionera), de su relación y de la superación de sus particulares fracasos y miedos. La virtud, sin embargo, está más bien en el cómo: no es una historia profunda y autocomplaciente, sino una pequeña comedia dramática cargada de sarcasmo y muchísimo estilo.
El primer síntoma de que algo diferente ocurre en esta película, algo diametralmente opuesto a cualquier otra sobre viajes iniciáticos o espirituales, es que sus protagonistas visten trajes de chaqueta en tonos tierra, gris y pastel de Marc Jacobs, pijamas de seda, gafazas de sol, antifaces estampados para dormir y complementos varios. Son tres niños pijos ya crecidos, pero con gustos largamente moldeados por la cultura pop de los que son conscientes y a los que no piensan renunciar por mucha India que encuentren. Si el corte y las telas son buenas, sobre los hombros de Brody o la tristeza de Schwartzman el diseño de vestuario salta de su categoría natural a la de actor protagonista.
Todo en Viaje a Darjeeling resulta posmoderno: la rotulación en fortísimo color yema, los zooms exagerados y especialmente la música, sensacional, con The Kinks, los Rolling Stones, piezas clásicas de Debussy o Beethoven y melodías bengalíes. Sin embargo, hay un detalle, un hallazgo, que convierte esta película en una pequeña joya.
El secreto, el ingrediente que no podéis pasar por alto cuando la veáis, son las maletas, un set diseñado por Jacobs para Louis Vuitton que resultan la perfecta materialización del esnobismo. La colección diseñada para Anderson se compone de varias piezas clásicas de la firma de lujo con un estampado de animales de safari y palmeras sobre piel marrón.
Según Jacobs, las maletas simbolizan el mundo de Wes, elegante y algo absurdo. Desafortunadamente, la colección no está a la venta, la edición original se subastó con fines benéficos, pero ver a los tres hermanos transportar en ellas sus neuras y excentricidades por los ambientes cargados de polvo y color de la India es un placer sin culpa; y la ternura de la película, un regalo.
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