
Polémico, controvertido, estrambótico, trasgresor…todos estos adjetivos encajan dentro de la personalidad y el estilo de Marc Jacobs a la perfección. La imagen de la portada de este post está elegida con sumo cuidado: ¿por qué? Porque siempre que Marc oye algunos de estos calificativos hacia su persona responde lo mismo: amo lo que hago, donde lo hago y como lo hago. Tengo un estilo personal y único pero, a día de hoy, si no eres único, no eres nadie.
Y eso se refleja en sus modelos, en sus diseños y en sus colecciones. Ellas son, solamente, el reflejo capitalista y comercial de su estilo de vida, de su manera de pensar y de ver la vida, de su concepto de la moda y de su afán por romper barreras y convencionalidades sexistas. Lucha por lo ambiguo pero eso sí, sabiendo dejar a cada género bien posicionado y separado. Marc Jacobs es un icono de la moda, no hay duda.
Si tuviéramos que definir su estilo yo personalmente lo haría diciendo que es una mujer en un mundo de hombres. Y con eso quiero dejar bien claro que no va orientado en ningún momento a su orientación sexual (que por cierto se nos casa esta semana, ¡Enhorabuena!) sino a el concepto que tiene el sobre el sexo en la moda.
Dicho de otra forma ¿por qué la falda o el bolso han de ser un objeto femenino y la corbata y la chaqueta masculina? ¿Quién dicta esos patrones estilísticos? Son convencionalidades históricas, prejuicios basados en la cotidaniedad y en años y años de moda clasista. Y eso es lo que el quiere romper. Y lo hace empezando por su propio estilo a la hora de vestir.
Adora las faldas. Para el es la versión mejorada de un pantalón por dos razones: es mucho más fresca y versátil quedando bien a más gente que un pantalón y deja al descubierto las piernas, uno de los fetiches de Marc Jacobs. Pero curiosamente, la falda en todos sus modelos y estilos adquiere un fuerte sentido masculino; es decir, en ningún momento afemina la imagen o sensibiliza el diseño. Es capaz de unir ambos términos y convertir la falda en una prenda más.
Combinadas con todo tipo de camisas y camisetas, en las cuales no es muy dado a introducir color. El blanco y el negro son los dos colores predilectos en todos sus estilos. Quiere trasgredir y romper barreras sin dejar de ser un gentleman. Su estilo siempre se ha dicho que recoge lo más clásico de las películas en blanco y negro: sus modelos son Errol Flynn, Gary Cooper o Paul Newman. Auténticos caballeros.
Junto con sus faldas escocesas no puede faltar otro de los complementos favoritos por Marc Jacobs: sus botas. Un estilo sneaker, de bota alta que recuerdan a las típicas DC. Martens pero algo más abiertas y siempre con la lengüeta fuera y sin abrochar. Y siempre, siempre las combina con calcetines blancos. Fijaos que son pocas las veces que no sale con ellas. Camisa blanca, falda negra, calcetines blancos y botas negras. Sobrio, trasgresor, elegante e innovador. Todo en solo 4 prendas.
Pero no solo de faldas vive el hombre. No señor. Y él tampoco. Como ya os hemos dicho, el toque inglés no lo pierde nunca (a pesar de haber nacido en el Upper West Side Newyorkino) y pocas son las veces que no hace sus apariciones en público sin un camisa, una chaqueta y unos pantalones. Su estilo es siempre formal, con pocos motivos, colores sobrios y cuanta menos parafernalia, mejor que mejor.
Pocos complementos podemos ver. De vez en cuando algún discreto gorro y puede que un fular o dos, pero el prefiere pocas prendas para sus conjuntos, bien elegidas y sobre todo sin resaltarse las unas a las otras. Si él tuviera que elegir entre diseño o estética, obviamente prioriza la forma de sus prendas, que tienen mucha más importancia que como van decoradas. Antes que corbata prefiere pajarita, desde luego, como vemos incluso en el día
Los bolsos también juegan un papel importante en su vestimenta: amplios, muy sobrios de cuero y a ser posible con un estio más parecido a bolsa de deporte (en cuanto a la forma del mismo, para que os hagáis una idea) que al típico bolso que conocemos.
Sin duda, un trasgresor en su terreno que ha sabido como, sin escandalizar a medio mundo, meter una falda en un armario masculino. Y todo sea dicho, a él le quedan de lujo.