
No, no hablo de hacer malabares con la bola ocular, sino de arriesgarse un poco y probar a cambiar el color del iris con lentillas de colores. Aprovechando que estamos de Carnavales, podría ser un buen momento para jugar con nuestro propio aspecto y ver cómo habríamos sido si no estuviéramos a merced de los caprichos de la madre naturaleza.
Las lentillas de colores han sufrido una gran transformación en los últimos años. De parecer que uno tenía un serio problema en el ojo y que debería correr a tratárselo al médico (aún recuerdo a una amiga a la que parecía que se le iban a salir de las cuencas), a ser prácticamente naturales, dependiendo de las marcas, claro. Ahora, incluso aunque tengas los ojos muy oscuros puedes dar con unas buenas lentillas que te cambien el color.
Están compuestas, igual que las lentillas normales, prácticamente por agua, de ahí que sean tan ligeras y transparentosas a pesar del color. Llevan dibujado del iris, dejando el espacio de la pupila sin tintar para que pase la luz y podamos ver sin dificultad. Por lo general, las lentillas de colores no deberían afectar a la visión.
El hecho de que las vendan graduadas está animando a mucha gente que tiene que ponerse lentillas a diario a probarlas. Total, ya que te tienes que meter los dedos en el ojo al menos que te diviertas. Aunque evidentemente también las venden sin graduar. También podemos encontrarlas con o sín línea de definición.
El aro de definición es un círculo de color más oscuro al final del iris falso de la lentilla que proporciona, como su propio nombre indica, definición a la lente. No en cuanto a calidad de visión sino a hacer creíble la lentilla. En teoría, la idea es que el ojo parezca más natural. Aquí hay opiniones de todos los colores, desde los que dicen que es mejor dejar que la lentilla se matice con el propio ojo a los que defienden a capa y espada el aro, aunque eso es cuestión de probar. Eso sí, hoy en día prácticamente todas llevan la línea de definición.
Ahora viene la parte testimonial. Para los que tenemos los ojos oscuros, probar unas lentillas claras es toda una experiencia. No me imaginaba que pudiera cambiar tantísimo mi propia cara, pero sí que es cierto que las lentillas claras iluminan el rostro, parece más amplio (en el buen sentido, no en el de cara de pan de pueblo) y los ojos más grandes. Los que tienen los ojos claros podrán probar lo que supone tener una mirada oscura y cómo intensifica los rasgos y concentra la atención en un único punto.
Eso sí, desde mi experiencia, con lentillas graduadas, debo reconocer que a ciertas horas de la noche empezaba a ver un poco mal, sobre todo en lo que respecta a la visión periférica. Aunque la cara de pasmo de la gente al verme, sin ser capaz de reconocer qué me había cambiado, merecía la pena.