Cuando a una marca le funciona su diseño y lo llega a convertir en su emblema, mejor seguir con la jugada. Eso debe pensar Louis Vuitton ya que la apuesta por el clásico monogram sigue reformulándose cada cierto tiempo.
Pese a que la firma francesa abrió el abanico al estampado de ajedrez para intentar luchar contra las imitaciones falsas, el monogram es su referente indiscutible. Ahora llega con una característica diferente: el material que se ha elegido es la silicona.
La bolsa de viaje que vemos (Monogram Revolation Keepall 45) formará parte de la colección de invierno y está hecha de silicona, dejando el interior al rojo escarlata y la incorporación de dos bolsillos.
Ahora bien, lo que no cambia es el precio: 2.800 euros. Por mucha silicona, Louis Vuitton sigue siendo Louis Vuitton.
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