La limpieza es fundamental, habla de cómo somos y de cómo actuamos, en ella se pueden ver rasgos de nuestra personalidad como el orden, la administración del tiempo, el interés y el amor por las cosas.
Se puede llevar en cualquier ámbito: en nuestro escritorio, cuarto, baño, trabajo, hasta se puede decir que para muchos el desorden es su manera de tenerlo todo controlado, pero a veces se nos va de las manos convirtiéndose en acumulación de residuos que nada tiene que ver.
Un ejemplo de descuido muy común son los coches. Ya no importa la marca, si son grandes o pequeños, viejos o nuevos, lo importante es que alguien más a parte de nosotros pueda ir en él y sentirse a gusto, sobre todo en épocas de calor como el verano.
Algunos llevan cristales que parecen tintados, ya sean por la interminable cantidad de víctimas (insectos), el barro, el polvo, los asientos permanentemente ocupados por chaquetas, botellas, papeles, comida o con pelos de nuestras mascotas. Claro que tenerlo así es un caso extremo, aunque viendo las imágenes no se dónde está el límite.
De todas maneras, como último recurso, siempre nos queda llamar a Scott Wade, un artista que saca lo mejor de los coches sucios y crea con ellos verdaderas obras de arte. Otros artistas callejeros tampoco tardarán en firmarnos los cristales con frases ingeniosas (no les deis la oportunidad).
Por otra parte se puede decir que un coche limpio es un reflejo de cómo somos en casa y eso también hace un hombre con estilo, un estilo pulcro y limpio que nos convierte en el verdadero caballero.
Fotos | Gadling, Scott Wade